"La Medicina es la más humana de las artes, la más artística de las ciencias y la más científica de las humanidades". Pellegrini. |
Primero debo reconocer que genera nostalgia recordar cómo aprendí Medicina... no tan lejos, no hace tanto tiempo... pero sí hace mucho conocimiento.
¿Cómo explicar que lo que aprendí en los 6 años de estudio en la Facultad de Medicina era en gran medida obsoleto 15 años después? ¿Cómo entender que la Medicina que aprendí en mi escuela no existe más el día de hoy?
Al iniciar mi carrera de Medicina, la colecistolitiasis se diagnosticaba por métodos como el colecistograma oral o la colangiografía intrevenosa o percutanea. Solo unos años después, aquí en Monterrey, se utilizaba ampliamente ya el ultrasonido, que proveía imágenes no invasivas y de excelente calidad, ahorrando al paciente tiempo, dinero y sufrimiento.
Cuando hice mi residencia de Ginecología y Obstetricia, el ultrasonido obstétrico casi nunca se utilizaba. Aprendí a diagnosticar quistes de ovario con tactos vaginales, a identificar miomas o lesiones con la pura clínica. Ahora, los nuevos residentes tienen la gran ventaja de contar con la tecnología, pero también han perdido un poco de la sabiduría del pasado. Todo avance deja atrás un conocimiento previo, que se utilizaba para resolver un problema determinado antes de que la tecnología planteara una solución aparentemente mejor.
Y si digo aparentemente no es porque quiera cuestionar el beneficio importante que la tecnología nos brinda. Claro que no. De hecho, es claro que la tecnología ha salvado millones de vidas. Gracias a la tecnología tenemos ahora grandes avances en el uso de la imagen médica, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de enfermedades. Gracias a la tecnología tenemos ahora una impresionante gama de recursos que nos permiten introducirnos al mundo de la genética, de la robótica, al mundo microscópico e incluso al muundo nanoscópico.
No puedo negar que la tecnología nos ha revolucionado. Pero sigo creyendo también, que algo hemos perdido en el camino. Puedo afirmarlo porque mis maestros en la especialidad, fueron diestros, expertos, artistas diría yo, en el manejo del parto vaginal complicado. Tuve la fortuna de verlos hacer maniobras con fórceps que ya no se practican, tuve la oportunidad de ver como llevaban a cabo procedimientos de diagnóstico o de tratamiento que ahora no se ven más. Así como hemos ido perdiendo poco a poco ese conocimiento, la tecnología nos trae nuevos conocimientos, y hace obsoletos a otros más.
Las comunicaciones, la capacidad de conectarnos a través de la distancia, ha marcado un hito en la práctica
de la Medicina. Vivimos ahora en una pequeña aldea llamada planeta Tierra, si alguien quiere conversar con alguien que está en el otro extremo del planeta, basta que tenga una conexión a internet, y podrá verle y hablar con esa persona en una forma prácticamente gratuita.
Somos un pequeño pueblo llamado Tierra, en el que vivimos unidos en la distancia gracias a la tecnología.
Ojalá aprovechemos en la ciencia médica, para que esa cercanía tan extraña, se traduzca en compartir lo que sabemos, en adquirir y proporcionar nuevos conocimientos con el único propósito de hacernos el bien entre vecinos.
Al fin y al cabo, en este siglo, todos en la Tierra ya somos vecinos.
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