Vivimos en un mundo cada vez más inter-relacionado. Las redes sociales se han potenciado enormemente gracias a la existencia de sitios de Social Media, que proveen herramientas de Web 2.0, favoreciendo la conectividad, la participación, la multi-direccionalidad, la colaboración, en una frase, que nos acercan mas, permitiéndonos conocernos mejor y hacer comunidad.
En ese contexto, los médicos y otros profesionales de la salud también participamos en redes sociales potenciadas a través de sitios de Social Media. Lo hacemos con múltiples propósitos, como son:
- Llevar una bitácora de lo que hacemos.
- Comunicarnos con familiares y amigos y mantener un contacto más cercano y estrecho.
- Comunicarnos con otros profesionales de la salud en un ambiente privado y relajado a la vez.
- Comunicarnos con público en general, por múltiples razones, desde el deseo de aumentar nuestra base de pacientes dándonos a conocer, como por razones totalmente ajenas a nuestra profesión.
- Comunicarnos con nuestros pacientes, para establecer un mecanismo de contacto más cercano, estrecho y rápido.
Sin embargo, la mayoría de los profesionales de la salud, al abrir una página de una red social, por ejemplo, Facebook, no tiene en mente utilizarla en el contexto profesional.
He notado que mucha gente utiliza Facebook como lugar de reunión con su grupo de amigos más íntimos, con sus "cuates" de la escuela, sus colegas de la carrera, con sus amigos de aventuras o con socios de otras actividades, por ejemplo, amigos de la misma afición deportiva, o de la misma actividad al aire libre.
En ese contexto, es como si las mujeres usaran el Facebook para reunirse con sus "amigas de los martes", ahí donde en un café o en una sala de una casa tienen su reunión semanal, platican y cuentan sus peripecias semanales, comentan sus problemas, alternando con el último chiste y a veces, el último relato de fulana o perengana, haciendo del Facebook una prolongación de aquel espacio en el que se pueden hablar entre ellas, como normalmente no lo harían frente a otras personas.
O como los jóvenes, hombres y mujeres, que disfrutan subiendo miles de fotografías en el que muestran sus actitudes, sus comportamientos en diferentes escenarios, como las típicas fotografías de jóvenes con una copa en una fiesta, o como las fotografías en las que describen gráficamente la historia de sus viajes de estudio o de placer.
En ese contexto, algunos hombres lo utilizan como si estuviesen en el bar con sus amigos, tomando algunas copas y contando algunos chistes, comentando la última hazaña de pesca o caza o discutiendo sobre el último juego de futbol americano. Incluso, algunos parecen sentirse en la esquina de su cuadra, aquella esquina que en nuestra juventud sirvió para tener un grupo o una pandilla con la que se identificaron en los años de preparatoria. Y en esa esquina en que convierten el Facebook, utilizan los mismos lenguajes, los mismos estilos y expresan las mismas conductas de su esquina original.
Otros más utilizan el Facebook para dar rienda suelta a sus opiniones políticas, para promover o atacar algún candidato, a veces insultando al blanco de sus odios y sus frustraciones.
Otros más buscan en el Facebook foros para crear encuestas de lealtad, con aquel típico: "dale me gusta y compártelo si eres de los míos, creo saber quien lo hará, ya veremos si te atreves".
En todos estos casos, lo que encuentro es que las personas en el Facebook tienden a actuar más como lo harían en un grupo privado o en grupos pequeños y de mucha confianza. Las personas no parecen darse cuenta de que:
Lo que escriben en Facebook, comentarios, opiniones, insultos, palabras altisonantes.
Las fotos e imágenes que suben a Facebook.
Las discusiones que generan en Facebook.
¡¡ Ahí se quedan para siempre !!!
No parecen darse cuenta que los están leyendo otras personas, aunque su perfil sea privado. Porque aun en ese perfil mucha gente puede ingresar y los puede encontrar.
No parecen darse cuenta que sus pacientes actuales y potenciales son sus testigos, y que la primera impresión simplemente será imposible de remover de la mente de una persona que pensó en ustedes.
No parecen darse cuenta que subir una foto de un paciente herido, o fracturado, atenta contra la ética de la profesión, porque daña la dignidad del paciente.
No parecen darse cuenta que contestar consejos médicos a través del Facebook sin las palabras adecuadas, puede generarles un problema incluso legal.
No se dan cuenta que lo que ahí escriben, que lo que ahí suben, se queda a la vista de los reclutadores de recursos humanos que después utilizarán esa información para decidir si contratan o no a esa persona.
Escribo esta entrada porque he visto muchos comportamientos, en la mayoría de los casos sin dolo, en mis alumnos, en mis amigos y colegas, que, sin ser yo quien para juzgarles, creo que en el futuro les generarán dolores de cabeza por haber publicado en un lugar tan abierto, algo que solo dirían en una reunión íntima con sus amigos.
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